Convento Dominico de Sancti Spiritus

SUS ORÍGENES

Su fundador, D. Pedro Álvarez de Acosta, nació en 1484, en Alpedrina de Veros, una población del obispado de Lisboa. Tomó posesión del obispado de Osma, el 17 de abril de 1539.
Intervino en otras fundaciones de Aranda, como el hospital de los Santos Reyes, el presbiterio del santuario de la Virgen de las Viñas, ciertos remates de la fachada sur de la iglesia de Santa María o el púlpito y la capilla mayor de la iglesia de Sinovas.
El año 1542 es la referencia de la llegada de los dominicos a Aranda de Duero. Residieron en los "treintenarios" de la iglesia de Santa María y posteriormente en la ermita de San Lázaro, en terrenos de Allende Duero, cercana al convento, cuyas obras comenzaron en 1545.
Se terminó la iglesia el 6 de abril de 1562 y la consagró el obispo Acosta, quién falleció, sin ver su obra terminada, el 20 de febrero de 1563.

LA IGLESIA

La iglesia orientada de este a oeste, a lo largo del camino de Valladolid, de estilo de transición del gótico al renacimiento, era de piedra de sillería bien rematada, de una nave y ábside poligonal con robustos contrafuertes y amplios ventanales, propio del gótico final del siglo XVI.
Su fachada clásica, abría puerta al norte con arco adintelado, encuadrada por cuatro columnas de orden dórico en el primer cuerpo y cuatro de orden jónico en el segundo, acogiendo en medio una estatua en piedra de Santo Domingo de Guzmán. Venía a caer prácticamente enfrente del antiguo Hospital de los Santos Reyes, hoy convertido en parroquia de Santo Domingo.
En el interior, sus elevadas bóvedas eran de crucería y la capilla mayor lucía un retablo de tres cuerpos y ático coronado con esculturas de los evangelistas. Abajo, tabernáculo de fina talla, también de tres cuerpos.
En mitad del crucero estaba el sepulcro del obispo Acosta, construido de jaspe con su estatua yacente de alabastro.

EL CONVENTO

De construcción fuerte y elegante, toda la edificación era de gruesa mampostería, salvo las partes más nobles. Así la fachada del convento era de piedra de sillería y corría paralela a la de la iglesia. Adosado al costado sur de ésta, se extendía el claustro con arcos calados finamente y en sus cuatro ángulos tenía otros tantos altares.
Al lado derecho del presbiterio había una bella escalera de caracol que llevaba a la espadaña y campanario. Las ventanas que daban al exterior tenían rejas de hierro de alrededor de un metro cuadrado.
El edificio era de dos pisos, capaz para dieciocho religiosos sacerdotes, tres o cuatro legos y cinco criados, que hubo en sus mejores tiempos. Tanto la entrada del convento como la de la iglesia, se hallaban en el camino que iba a Valladolid.
Tenía el convento, detrás del mismo y de la iglesia, además de lagar, pajares y cuadras, una hermosa huerta tapiada y muy bien cuidada, muchos álamos, árboles frutales y majuelos. Disponía de agua abundante, ya que corría a su lado el arroyo de la Nava.
Se extendía por el sur hasta cerca de las vías del ferrocarril de Ariza (lo que hoy es el barrio del Polígono Residencial), por el este hasta la carretera de Madrid y por el oeste hasta el arroyo de la Nava.

HISTORIA RECIENTE

No existe señal ni vestigio alguno en su ubicación original. Su destrucción comenzó con la guerra de la Independencia, prosiguiéndose, tras la exclaustración, en la primera guerra Carlista que albergó el cuartel de Nacionales. De los claustros, la desamortización de 1835 no dejó títere con cabeza. Con las losas del convento se pavimentó la acera de soportales que da al norte en la Plaza Mayor, haciendo las veces de paseo.
El ábside de la iglesia terminó derribado hacia 1970 y en 1973 se desmontó un arco y se llevó al camino de la Virgen de las Viñas, donde hoy se levanta sobre un estanque, flanqueado por cuatro escudos: uno de una casa-palacio que existió en la calle Costanilla y otros tres labrados en piedra con las armas del obispo Acosta (rueda de Santa Catalina y costillas) recuperados de los contrafuertes del ábside de la iglesia.
El arco, de buena piedra caliza, tiene basa y pilastra al gusto renacentista; es de medio punto, con molduras del final del gótico y se enmarca en alfiz con lunetos renacentistas en las enjutas.
La escultura de Santo Domingo de Guzmán, fundador de la orden, que presidía la portada de la iglesia del convento, puede ser la que actualmente está ubicada en el pórtico de la iglesia de Santo Domingo, denominación por la que también era conocido el convento de Sancti Spíritus y en cuya memoria se hizo llamar a esta parroquia, creada en el viejo hospital y su capilla.
Otros restos son el Cristo de la Salud, conservado en la Iglesia de Santa María y dos estatuas en madera policromada de San Joaquín y Santa Ana en la de San Juan. El cuerpo central del retablo mayor y los dos relieves laterales y un crucifijo están en la iglesia de la Vera Cruz.