Colegiata Santa María

SU FÁBRICA

Hacia 1530-1540 se inicia la construcción del templo actual, que sigue el modelo difundido en el siglo XVI por tierras castellanas: una iglesia de planta salón con tres grandes naves a la misma altura, más algunas capillas a ambos lados.
Seis esbeltas columnas cilíndricas con acanalados, que se ramifican simulando palmeras, sujetan bellas bóvedas que desarrollan formas estrelladas.
Pertenece al estilo de transición gótico-renacentista, pero conservando la inspiración medieval. Así, las puertas y ventanas van tomando las líneas semicirculares en sustitución de la ojiva gótica.
Suele asignarse la autoría de sus trazas a los canteros Pedro de Rasines o a los Naveda. En torno a 1566 se concluyen las obras, según referencia cronológica recogida en la parte superior del ábside.
Estas obras de la ampliación y reedificación del templo fueron financiados, en parte, por los Condes de Siruela, por eso campean sus escudos en el interior del ábside y en los recios contrafuertes exteriores.

EL EXTERIOR

Conserva algunos elementos del edificio de finales del siglo XII, tales como la portada románica de cinco arcos con dos sencillos capiteles –cobijada al pie de la torre-, que sería, sin duda, la entrada de aquella iglesia, y parte de la torre que sucumbió ante los incendios y tuvo que ser reconstruida en su parte superior a finales del siglo XIX.
También a los pies de la iglesia, existe otra portada de estilo gótico (siglo XIII), que daba entrada a la iglesia anterior y que fue la puerta de la actual hasta que se abrió otra a la plaza Mayor. Era conocida como Puerta de los Perdones.
Está flanqueada por dos pináculos de los que parte un gablete, cuyo vértice se une con el rosetón que corona el paramento del muro. Dentro del tímpano se dispone la efigie de Cristo Majestad con dos ángeles a cada lado. En las enjutas formadas por el arco superior hay dos escudos atribuidos a los señores de Sarmiento o Villamayor.
Su arquería, de influencia cisterciense, consta de seis arcos lisos en ojiva (excepto el exterior que lleva puntas de diamante) apoyados en doce capiteles adornados de hojas y doce columnas lisas, formando un gran arco abocinado sobre zócalo.
Además, el conjunto cuenta con un arco rebajado, apoyado en jambas, con seis dovelas adornadas de follaje que sostienen la estatua de la Virgen sentada con el Niño y dos ángeles -todo ello mutilado-, que pudo ser de otra portada de la primitiva iglesia románica.
La portada principal actual se abre al sur -entre dos contrafuertes del templo-, con columnas, a modo de retablo pétreo. Su estilo es manierista (finales del Renacimiento) y está fechada en 1593. Consta de tres cuerpos: el inferior, de mayor elevación, contiene la puerta adintelada y frontón circular con friso, flanqueada por cuatro esbeltas columnas jónicas de fuste estriado, con dos hornacinas a cada lado, apoyadas sobre elevado zócalo y entablamento en su parte superior.
En el segundo cuerpo se abre un gran arco o bóveda de medio punto que cobija un altar con el relieve de la Asunción, flanqueado de pilastras estriadas y capitel jónico que sostienen el frontón semicircular. El cuerpo superior está compuesto por un friso al estilo griego y el frontón triangular de coronamiento; tiene éste una bola en cada esquina y dentro un ojo pequeño.
El conjunto queda rematado con una bella cruz a ras del tejado, acompañada de dos escudos, uno con las armas de la Villa y el derecho con las del Obispo de Osma, D. Francisco Tello de Sandoval.
La torre actual, de estilo neorrománico, fue reconstruida hacia 1891, después de varios incendios, sobre restos románicos primitivos que difieren del resto de sus muros. En su parte baja que mira al sur, se grabó una inscripción con versículos de las Sagradas Escrituras.
El atrio que da entrada a la iglesia se halla pavimentado con viejas losas de piedra. Está delimitado por un zócalo de piedra sillería cubierto por anchas ménsulas de piedra. Sobre esta base se sitúan varios hitos de piedra rematados con esfera y, entre ellos, los correspondientes antepechos de forja compuestos por hileras de balaustres.
Antiguamente la parte oeste del atrio casi alcanzaba el edificio del ayuntamiento y rodeaba la torre hasta tocar la portada gótica. En el esquinazo se abría un paso con escaleras. Esta parte del Sagrado fue destruida durante los asaltos en las guerras carlistas. En 1921 se ensanchó la vía pública, dando al sagrado la forma que actualmente tiene.

EL INTERIOR

El ábside poligonal acoge la Capilla Mayor que fue erigida y dotada a expensas de Dª María de Velasco, duquesa de Roa, que, al fallecer en 1509, dispuso su enterramiento en el suelo de la capilla.
Está presidida por un retablo barroco (siglo XVIII), dedicado a la Virgen del Carmen, procedente del convento carmelita de Santa María de los Valles, en Torresandino, y parte de la sillería del Coro, trasladada del centro del templo.
A ambos lados de esta capilla principal se sitúan dos capillas cubiertas de alta bóveda. La del lado de la Epístola la fundó D. Juan de Velasco y Dª Mencía de Cárdenas, y la del lado del Evangelio era de D. Pedro de la Cueva.
Cerraba el amplio presbiterio una magnífica verja doblada al centro y con dos puertas, adornada con seis medallones en relieve, obra de Francisco Martínez (de mediados del siglo XVI), flanqueada por dos púlpitos con tornavoz.
El Coro del Cabildo de la Colegiata estuvo ubicado entre las cuatro últimas columnas de la nave central, desde donde se accedía al órgano barroco de principios del siglo XVIII, traído de la iglesia del Monasterio de la Vid. Todo lo cual, aunque se libró del fuego de 1840, se eliminó a mediados del siglo XX.
Poseía el Coro doble sillería, alta y baja, de estilo gótico florido, con guardapolvo, crestería y un artístico facistol en el centro. Casilda de Salazar dio una limosna de mil ducados para su construcción.
En el brazo sur del crucero y junto a la Mayor se halla la Capilla de la Purísima Concepción, fundada por los condes de Siruela en el siglo XVI. Es de cúpula de crucería y está cerrada por una espléndida reja renacentista (siglo XVI), obra de Francisco Martínez.
Desde finales del dieciocho es el Bautisterio, cuando se colocó una pila del siglo XV. Al exterior, su tejado tiene una linterna de piedra cubierta con templete de cuatro columnas, que dejaba pasar la luz al interior. A su lado, también en el tejado, se situaba la Campana del Limbo.
La segunda capilla abierta en el muro meridional, a continuación de la del Bautisterio, es la fundada por la familia de los Burgos. Se la conocía como Capilla del Arcediano aunque su fundador, Francisco Cabeza, quiso que tuviese el nombre de San Cosme y San Damián.
Tiene de entrada un arco gótico de crestería y una sencilla pero antigua verja. En el interior una preciosa bóveda estrellada, al estilo gótico florido.
La Capilla de San Pedro era la que seguía a continuación y desapareció aún en fecha temprana. Se hallaba a la derecha de la portada actual, como bien delata el amplio arco de ingreso tapiado.
Frente a la capilla del Arcediano, ahora en el muro norte que separa la iglesia del antiguo Claustro Colegial, se halla la Capilla de los Baca y Borja. Alberga los sepulcros de los ilustres canónigos Pedro de Baca y Antonio de Borja. Antiguamente se llamó del Descendimiento de la Cruz.
Contiene un pequeño retablo del siglo XVI, destacando la portezuela del Sagrario, donativo de la familia fundadora. Se trata de un bello tríptico de marfil, en colores y en relieve, con tres separaciones en las que están representadas escenas de la vida de la Virgen. Debe pertenecer al siglo XVII.

LA SALA CAPITULAR Y EL CLAUSTRO

La Sala Capitular era el lugar de reunión del Cabildo. Tenía un antiguo altar dentro de un hueco guarnecido por un arco, situado al norte.
La sacristía vieja fue demolida para dar amplitud a la Capilla Mayor, siendo levantada la sacristía actual frente a la Sala Capitular. Cerca de ella se hallaba lo que se conocía como el Tesoro.
El Claustro, de estilo gótico, se hallaba en la parte norte del templo colegial -como delata su tapiado arco de ingreso-, entre las casas contiguas llamadas de La Calongía, donde vivían los Canónigos.
A petición y súplica del rey Felipe II y del Tribunal de la Inquisición, el Papa Paulo IV dio un Breve para suprimir un canonicato en Roa y dotar así una plaza a la Inquisición. Así lo acordaron en el Cabildo de Osma, en 4 de Octubre de 1559, siendo Obispo D. Pedro de Acosta.
En 1645 el Capítulo Colegial de Santa María, estaba formado por el Prior, el Arcipreste, doce canónigos y cuatro racioneros. En los Estatutos impresos en 1808 se fijan para la Colegiata tres dignidades, Prior, Arcipreste y Tesorero, seis Canonjías y seis Raciones.
Allí se reunía el Concejo de Roa en el siglo XIV y, ya en el XVI, la Cofradía del Corpus. Por sus crujías, dicho Concejo y diversas cofradías celebraban algunas procesiones claustrales aún a mediados del dieciocho.
Deteriorado pronto –ya en dicho siglo XVIII-,fue destruido en parte durante la primera guerra carlista (1833-1839). Finalmente en 1866 el Obispo mandó desmontar el tejado. A mediados del siglo XX, entre sus escombros, existía un brocal de pozo cilíndrico de piedra y una taza de pila o fuente de forma polilobulada.