CONVENTO DE SAN FRANCISCO

PATRONAZGO

Es el año 1499 la fecha inicial de la presencia de la orden franciscana en Aranda de Duero, merced a la fundación del denominado Convento de San Francisco. También fue conocido por convento de la Purísima Concepción o de Nuestra Señora de la Concepción, nombre de la provincia franciscana de la que dependía el monasterio.
Su construcción fue patrocinada por el matrimonio compuesto por D. Martin Vázquez de Acuña (con casa solariega en la calle de Santa Ana, junto a la ermita y puerta del mismo nombre), señor de las villas de Villaester, Hoyales y Fuentelisendo, corregidor de la ciudad de Ávila y su tierra y Dª Constanza de Avellaneda, hija de D. Juan González de Avellaneda, señor de Villalobón y doncel del rey Enrique IV, a cuyo fin, el Papa Alejandro VI concedió su autorización y la reina Isabel la Católica expidió una Real Cédula en la villa de Negredo (Guadalajara), admitiendo la nueva fundación y señalando su localización extramuros de la ciudad de Aranda de Duero, como a trescientos pasos de la Puerta Nueva, alzándose un buen convento y a su izquierda una magnífica y capaz iglesia.
Su fundador no pudo ver concluidas las obras antes de su fallecimiento y el 15 de Septiembre de 1505 manda que sus restos mortales fueran trasladados provisionalmente al monasterio Real de Santa Clara de Tordesillas a la espera de su reposo definitivo en San Francisco de Aranda.

LA IGLESIA

La iglesia era esbelta, del gótico florido, con fachada del mismo estilo.
Cuando apenas habían pasado cuarenta años de su construcción, se arruinó la primitiva iglesia, que pudo ser rehecha con mucha mayor sencillez, merced a las limosnas de los fieles y, sobre todo, del emperador Carlos V.
A ambos lados del presbiterio de la segunda iglesia se labraron dos arcosolios de muy depurado gusto que sirviesen de sepulcro a los fundadores, sus hijos y sus nietos. Encima de cado uno había un escudo de armas de la familia y otros dos en el frontis de la capilla mayor.
Disponía de varias capillas: de las Insignias, de Nuestra Señora de Gracia (o de las Mansillas), del Santísimo Cristo, de San Bernardino (junto al Evangelio y propiedad del Duque de Estrada, regidor perpetuo de la villa), de San Jacinto y de la Disciplina (situada frente a la portería del convento, con una puerta que la comunica con el claustro).

EL CONVENTO

El convento se extendía desde la calle de Soria hasta el que es hoy colegio de la Vera Cruz, ocupando su iglesia el principio de la actual avenida del Ferial y su claustro el patio del colegio Castilla. Contaba con amplios corrales; la huerta era de enormes proporciones y con el tiempo fue regada con las aguas del río Bañuelos por medio de un canal.
Iniciadas las obras, el 2 de Noviembre de 1499 se paralizó su construcción por las disputas existentes entre las provincias franciscanas de Castilla y Santoyo. La resolución del conflicto llegó el 7 de Octubre de 1502 con el acuerdo de agregar el convento de Aranda a la custodia del Domus Dei de La Aguilera. Sin embargo, en evitación de posibles futuras disputas entre ambos conventos, el día 29 de Septiembre de 1525 se firmó una concordia en la que se acordaba que los frailes de La Aguilera podían libremente seguir pidiendo limosna en Aranda, excepto mosto en vendimias. Esta concordia sería confirmada el 21 de Abril de 1642 por el ministro provincial de la orden Fr. Joan de Rivas.
En 1517 las obras estaban bastante avanzadas y se solicita la autorización real para la apertura de una puerta en la muralla con el fin de facilitar el acceso directo al convento de los vecinos de Barrio Nuevo y asistir a sus funciones religiosas.
Su construcción se terminó hacia el año 1520 y un ilustre huésped fue el navegante Fernando de Magallanes quien, cuando el emperador Carlos V estaba en Aranda con su corte, intentaba conseguir la aprobación para su viaje alrededor de la Tierra. Magallanes estuvo muy agradecido y dejó en su testamento una parte de sus bienes al convento arandino.
El convento de San Francisco contó con la presencia y actividades que en su interior desarrollaban diversas cofradías y hermandades como la Santa Veracruz, la Venerable Orden Tercera, de la Inmaculada o la del Santo Entierro de Cristo y otras agrupaciones como la Cuadrilla de Cascajar, que se reunía anualmente para nombrar compromisarios que eligiesen Procuradores de la villa. La capilla de la Disciplina fue sede de la Veracruz y de la Orden Tercera, así como la de las Insignias ocasionalmente.
En 1752 contaba el convento con 29 franciscanos: 22 religiosos de misa, 2 coristas, 4 legos y 1 donado. El censo elaborado en 1832 señala el evidente eclipse del convento al solo contar con seis miembros y siendo el último guardián Fr. Valentín Martínez.
Uno de los principales vínculos de los frailes de San Francisco con sus convecinos de Aranda tenía la muerte como protagonista, ya que una gran mayoría elegía ser enterrado en su convento con el hábito franciscano como mortaja (tradición que persistiría hasta la desamortización del monasterio) cerca de alguno de sus altares: de San Antonio, Nuestra Señora de la Leche, Nuestra Señora de Gracia o San Benito Palermo.
El foco espiritual del convento de San Francisco irradiaba su fuerza no sólo a los habitantes de Aranda sino, incluso, a otras personas naturales de otros lugares. Esta vinculación solía traducirse en la donación de distintas clases de bienes, en especial, a través de las disposiciones de última voluntad: fincas, solares, bodegas, lagares, cubas, censos, así como dinero en efectivo. La tradición era fundar memorias perpetuas de misas cantadas con su vigilia por el alma de las personas.

HISTORIA RECIENTE

Durante la Guerra de la Independencia, con la masiva presencia de las tropas francesas, el convento fue ocupado y utilizado como cuartel, provocando la huida de sus frailes, el traslado de cofradías y hermandades y toda clase de expolios sobre su patrimonio, hasta culminar con su casi total desaparición tras ser quemado el 22 de Diciembre de 1808 por la división de Durán que fue a atacar a los franceses que lo ocupaban, feneciendo todos los papeles y fundaciones que tenía en su favor.
El día 1 de Octubre de 1814, Fr. Juan Saludes, guardián de los franciscanos recobró, en nombre de la orden, la posesión de las desoladoras ruinas del convento de San Francisco donde no quedaban más que los vestigios y la espadaña con sus campanas.
Mientras duró su reconstrucción se utilizó la ermita de Nuestra Señora del Buen Consejo (o de la Virgencilla), sin embargo, la provisionalidad de las obras sólo permitiría celebrar en la iglesia las funciones religiosas en los días más relevantes, como la procesión del Cordón. También se redificó la capilla de la Disciplina que, el 28 de Abril de 1816, pertenecía a la hermandad de la Venerable Orden Tercera. La cofradía de la Santa Veracruz reanudó sus funciones en el convento en 1819.
En la década de 1824 a 1835, antes de su desamortización, las reparaciones del convento fueron numerosas: reconstrucción de los dormitorios, arreglo de las campanas, arreglo de la reja principal, obras en el refectorio y la cocina, obras en la portería, arreglos en la carbonera, nueva reparación de la portería y de las tapias exteriores, arreglo de ventanas, puertas y cubas, restauración de la fachada del convento que estaba orientada hacia el poniente y, por último, el retejado de parte del monasterio, días antes de abandonarlo por la desamortización. Se le atribuyen al convento de San Francisco las funciones de hospicio hasta la exclaustración de sus religiosos.
Pese a su deteriorado estado, fue adjudicado mediante subasta pública, celebrada el 30 de Noviembre de 1844, a favor de D. Antonio Villafranca por 80.800 reales, de quien se trasmitiría con destino a su uso como cuartel del ejército. Se intentó rehabilitarlo con un destino estrictamente castrense como cuartel de infantería y con esta idea se redactó el 16 de Febrero de 1867 un proyecto (que no llegó a concretarse en la realidad) firmado por el capitán del Cuerpo de Ingenieros, D. Saturnino Fernández, en el que la fábrica del antiguo monasterio se compondría de una planta baja, un entresuelo y un piso superior, en cada uno de los cuales se integrarían una serie de estancias con diversos usos.
En 1883 se hundió la capilla de la Disciplina y su cofradía, la Orden Tercera de San Francisco, se ubicó provisionalmente en el Palacio del Obispo hasta que fue cedido a los padres del Corazón de María para instalar su colegio. A finales del siglo XIX la parte alta de lo que quedaba del convento fue utilizada como cuartel de la Guardia Civil, a lo que suma su destino de cementerio público.
Actualmente se conservan restos del muro norte de la iglesia, integrados en el patio del colegio de la Vera Cruz. Parte del presbiterio (lado del Evangelio) y una capilla contigua constituyen el acceso principal de la iglesia de San Juan de la Vera Cruz.